Ese día estaba en la bolera. Elegí un lugar escondido en el bar para ver a la gente jugar. Allí vi un tesoro: una bella chica delgada en tejanos que estaba con su novio, pero eso no me detuvo. Yo sabía que el dinero lo resolvería. El chico me dejó poner mi polla en la boca de su novia mientras él contaba los billetes. ¡Sus labios rozaban mi polla y me hacían delirar! ¡Sus inocentes ojos me volvían loco y empecé a penetrarla con pasión! ¡Oh, sí! ¡Eso fue tan bueno!