De camino a casa, escuché gritos en la parada del autobús. Una frágil rubia estaba regañando a su novio por elegir el autobús equivocado – ahora están varados sin un lugar donde pasar la noche. Decidí ofrecer ayuda y les dije que podían quedarse en mi casa. Por supuesto, sospechaban un poco de mi generosidad, pero la rubia solo quería salir de las calles de inmediato. Siendo un gran samaritano, ¡me di cuenta de sus sexys piernas de inmediato! Cuando llegamos a casa, la rubia preguntó cómo llegar a la ducha. Con mucho gusto le dije a dónde ir porque ¡me encanta cuando las mujeres se desnudan en mi casa!. ¡No podía dejar pasar esta oportunidad! Su querido novio, por cierto, solo se quejaba y se quejaba de no tener suficiente dinero y de no ser digno de ella. Le ofrecí algo de dinero en efectivo a cambio de sexo con ella, y se quedó en shock. Lo único que ella pidió para que la experiencia fuera más cómoda, era ponerle una venda en los ojos...